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Líder partidista destaca desarrollo de la economía privada como palanca para construir un Vietnam próspero
Hanoi (VNA) - El secretario general del Partido Comunista de Vietnam, To Lam, escribió un artículo sobre el desarrollo de la economía privada, considerándolo un factor clave para la construcción de un Vietnam próspero.
La Revista Ilustrada Vietnam (VNP) presenta respetuosamente la traducción del texto:
DESARROLLO DE LA ECONOMÍA PRIVADA – PALANCA PARA UN VIETNAM PRÓSPERO
To Lam
Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam
Casi 40 años de Doi moi (Renovación) han transformado a Vietnam en una nación resiliente, dinámica y con un fuerte impulso hacia el desarrollo. Desde una economía centralmente planificada y poco eficiente, con un ingreso per cápita de tan solo 96 dólares en 1989, el país ha experimentado un ascenso significativo, y se espera que, para finales de 2025, se incorpore al grupo de naciones con ingresos medios altos, alcanzando más de cinco mil dólares por persona al año. Este logro no solo refleja la implementación de una estrategia de desarrollo adecuada bajo el liderazgo del Partido, con reformas audaces y decisivas en cuanto a instituciones, políticas e integración, sino también es el fruto del espíritu de trabajo arduo, creatividad, determinación y esfuerzo continuo de todo el pueblo.
Uno de los avances más destacados es que Vietnam ha mantenido una tasa de crecimiento económico que siempre ha sido el doble del promedio de los países en desarrollo, a pesar de las fluctuaciones económicas globales. De una economía empobrecida y dependiente de la ayuda internacional, Vietnam ha logrado posicionarse como la 24.ª economía más grande del mundo según la paridad del poder adquisitivo (PPA). Estos logros no solo abarcan el ámbito económico, sino que también incluyen avances sociales significativos, contribuyendo a mejorar la vida y el bienestar de nuestra población.
Este éxito ha sido impulsado en gran parte por el sector privado, cuya contribución ha sido crucial. Si bien en los primeros años de la renovación el sector privado ocupaba una posición secundaria y la economía dependía principalmente del sector estatal y de la inversión extranjera directa (IED), en las dos últimas décadas, especialmente después de la promulgación de la Resolución 09 en 2011 por parte del Buró Político y la Resolución 10 del Comité Central en 2017 sobre el fomento de la economía privada, este sector ha cobrado fuerza, convirtiéndose en uno de los pilares esenciales de nuestra economía. Hoy, el sector privado es el principal motor de crecimiento económico nacional. Con cerca de un millón de empresas y alrededor de cinco millones de hogares de emprendedores, este sector aporta aproximadamente el 51% del Producto Interno Bruto (PIB) y más del 30% del presupuesto estatal, genera más de 40 millones de empleos, lo que representa más del 82% de la fuerza laboral total, y constituye casi el 60% de la inversión social total.
La economía privada no solo impulsa la expansión de la producción, el comercio y los servicios, sino que también juega un papel crucial en la mejora de la productividad laboral, la promoción de la innovación y el fortalecimiento de la competitividad nacional. El ascenso de muchas empresas privadas vietnamitas no solo las ha consolidado como líderes en el mercado local, sino que también ha permitido que sus marcas se afiancen en los mercados internacionales. Este hecho demuestra que, si se crea un entorno propicio para el desarrollo, las empresas vietnamitas tienen el potencial de crecer y competir de igual a igual en el escenario global.
Sin embargo, a pesar de su creciente aporte, el sector privado aún enfrenta numerosos obstáculos que limitan su desarrollo y le impiden alcanzar un progreso significativo en términos de escala y competitividad. Muchos pequeños empresarios siguen utilizando métodos tradicionales y carecen de incentivos para transformarse en empresas más grandes, e incluso "no desean crecer". La mayoría de las empresas privadas en Vietnam son pequeñas o microempresas, con recursos financieros limitados y capacidades de gestión restringidas. Además, estas empresas carecen de una buena conexión entre ellas y con el sector de la IED. No han aprovechado las oportunidades que brinda la cuarta revolución industrial y han mostrado lentitud en su transformación digital. Pocas empresas invierten en investigación y desarrollo (I+D), y muestran poco interés en la renovación de modelos de negocio, la innovación tecnológica o la creación de nuevos productos. Como consecuencia, resulta muy difícil incrementar el valor agregado, mejorar la competitividad, aumentar el valor empresarial y alcanzar estándares internacionales.
Aparte de las limitaciones internas, las empresas privadas también enfrentan barreras para acceder a recursos esenciales, como crédito, tierras, recursos y mano de obra calificada, especialmente en sectores como la tecnología, la ingeniería y las finanzas. Mientras tanto, algunas empresas estatales poseen numerosos recursos, tierras, capital y personal calificado, pero no los aprovechan de manera eficiente, e incluso llegan a desperdiciarlos. Asimismo, el sistema legal sigue enfrentando diversas deficiencias, como duplicidades, un entorno empresarial lleno de obstáculos y trámites administrativos complejos que consumen tiempo y recursos, lo que aumenta los riesgos. En muchos casos, los derechos de libertad empresarial y propiedad continúan siendo vulnerados debido a la debilidad o abuso de poder por parte de ciertos funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones.
Por otro lado, las políticas de apoyo y estímulo del Gobierno aún no resultan plenamente efectivas ni justas entre los diferentes sectores económicos, y no son fácilmente accesibles para el sector privado. En muchos casos, las empresas estatales y extranjeras reciben más ventajas que las privadas. Las empresas estatales suelen tener un acceso más fácil a tierras, capital y crédito, mientras que las extranjeras se benefician de mejores apoyos en términos de impuestos, procedimientos aduaneros e incluso acceso a tierras. Además, el cohecho y los costos informales continúan siendo una carga para las empresas privadas, lo que reduce la eficiencia de la producción y genera una actitud cautelosa a la hora de ampliar sus inversiones.
Es evidente que las limitaciones en el desarrollo de las empresas privadas se deben, en parte, a las deficiencias en el sistema institucional, las políticas económicas y el entorno empresarial. Estos cuellos de botella no solo restringen la velocidad de crecimiento del sector privado, haciendo que su contribución al PIB haya permanecido prácticamente inalterada durante más de una década, sino que también impiden que la economía aumente su valor agregado, escape de la trampa de los ingresos medios y retrasa el proceso de convertir a Vietnam en un país desarrollado con altos ingresos para 2045, según los objetivos establecidos en la Resolución del Partido y las expectativas del pueblo.
Con miras a la visión común del país, la economía privada también necesita definir con mayor claridad su misión y visión. Debe ser la fuerza pionera en la nueva era, liderando con éxito la industrialización y modernización de la economía, mejorando la competitividad nacional, asumiendo responsabilidades sociales, contribuyendo a la mejora de la calidad de vida de la población, participando en la construcción de una sociedad civilizada y moderna, y ayudando a edificar un Vietnam dinámico e integrado internacionalmente. La economía privada debe esforzarse por convertirse en la fuerza principal, impulsando la aplicación de tecnologías avanzadas, el fomento de la creatividad y la innovación, con el objetivo de contribuir con aproximadamente el 70% del PIB para 2030. Cada vez más empresas privadas deben estar en condiciones de competir a nivel global, dominar la tecnología e integrarse profundamente en las cadenas de valor y suministro internacionales. Junto con el país, la economía privada debe contribuir a construir un Vietnam dinámico, independiente, autosuficiente, resiliente y próspero.
Para que el sector de la economía privada pueda cumplir su misión y materializar esa visión ambiciosa, el factor clave es continuar con reformas audaces en las instituciones, las políticas y el entorno empresarial. Esto permitirá que la economía privada aproveche al máximo su potencial y se convierta en el motor que impulse a la economía hacia los mercados internacionales. Una economía próspera no puede depender exclusivamente del sector estatal o de la inversión extranjera, sino que debe cimentarse en la fortaleza interna de un sector privado robusto, que juegue un papel de liderazgo en la innovación y el desarrollo del país. La verdadera prosperidad de la economía nacional solo se alcanzará cuando toda la población participe activamente en la creación de riqueza material, en una sociedad donde todas las personas y todos los hogares se dediquen con entusiasmo al trabajo.
La próxima resolución del Buró Político sobre el sector privado debe fomentar, apoyar y orientar el desarrollo de la economía privada, generando un impulso para abrir una nueva era de expansión para las empresas privadas vietnamitas. Es fundamental definir el desarrollo de la economía privada como una estrategia y una política a largo plazo para el país. El sector privado, junto con el sector estatal y el colectivo, constituye el núcleo de una economía independiente, autosuficiente y resiliente. En este contexto, debemos centrarnos en implementar algunas soluciones clave, como las siguientes:
En primer lugar, es necesario continuar acelerando la mejora del sistema institucional de una economía de mercado plenamente desarrollada, según la orientación socialista, moderna, dinámica e integrada. Esta es una condición previa para que el sector privado pueda desarrollarse de manera rápida y sostenible. Para lograrlo, el Estado debe enfocarse en estabilizar la macroeconomía, perfeccionar las instituciones y garantizar que la economía funcione conforme a los principios del mercado. Esto implica reducir la intervención estatal y eliminar las barreras administrativas, así como el mecanismo de "dar y pedir", gestionando la economía bajo los principios del mercado y utilizando herramientas de mercado para regularla. En particular, es fundamental controlar estrictamente los casos de monopolios empresariales y manipulación de políticas, proteger la competencia leal y asegurar que las empresas privadas tengan igualdad de oportunidades para desarrollarse. El núcleo de la mejora de las instituciones de la economía de mercado radica en definir claramente el papel del Estado en la economía, enfocándose en la regulación macroeconómica, la creación de un entorno empresarial favorable, y la garantía del funcionamiento efectivo del mecanismo de mercado y de la justicia social. Fomentar el desarrollo del sector privado debe ser considerado una de las principales prioridades actuales.
En segundo lugar, es imperativo proteger eficazmente los derechos de propiedad, los derechos de titularidad, la libertad de negocios y garantizar el cumplimiento de los contratos de las empresas privadas. Una de las funciones clave del Estado en una economía de mercado moderna es proteger los derechos de propiedad de los inversionistas. Por lo tanto, el Estado debe establecer e implementar un mecanismo legal riguroso para salvaguardar los derechos de propiedad, incluidos los de propiedad intelectual y los activos intangibles, minimizando los riesgos legales y disminuyendo las políticas cambiantes que puedan perjudicar a las empresas. Es necesario crear un mecanismo de apoyo y protección para los inversionistas privados, especialmente las empresas emergentes y las de innovación, asegurando que puedan desarrollarse de manera favorable y con seguridad. Además, una economía de mercado moderna con orientación socialista requiere un sistema de cumplimiento de contratos transparente, eficiente y efectivo, que permita a las empresas realizar transacciones comerciales e inversiones de manera segura. Para ello, el Estado debe reformar el sistema judicial comercial, aminorar el tiempo de resolución de disputas contractuales, minimizar los costos y riesgos para las empresas, y reducir la cantidad de contratos violados sin medidas punitivas efectivas. Es fundamental aumentar la transparencia y la efectividad de los tribunales económicos y los tribunales arbitrales comerciales, asegurando decisiones justas y objetivas que protejan los derechos legítimos de las empresas. Se debe reforzar la supervisión de la implementación de la ley, resolver las inconsistencias entre el Gobierno central y las autoridades locales, sancionar severamente los abusos durante las inspecciones que causen perjuicios a las empresas, e incrementar las inversiones en apoyo al desarrollo de la economía privada. Al mismo tiempo, es crucial sancionar las infracciones legales cometidas por las empresas, exigirles que mejoren su conciencia sobre el cumplimiento de la ley, y fomentar valores y ética empresarial que promuevan un desarrollo saludable del sector privado.
En tercer lugar, junto con la sólida consolidación de las empresas estatales, en particular de los grandes grupos económicos estatales, se debe priorizar la creación de conglomerados privados con alcance global y regional, brindando un apoyo activo a las pequeñas y medianas empresas (Pymes), al tiempo que se fomentan la economía familiar y las cooperativas. Se debe incentivar la participación de las empresas privadas en las áreas estratégicas del país, reconociendo su papel crucial en la estructura de una economía de mercado de orientación socialista. Es necesario eliminar la mentalidad obsoleta de priorizar las empresas estatales sobre las privadas y el “monopolio” de las empresas estatales en ciertos sectores. Se debe promover el desarrollo de grandes grupos económicos privados sólidos con competitividad global, que les permitan liderar y apoyar a otras empresas nacionales en una integración más profunda en las cadenas de valor globales. Al mismo tiempo, se requieren políticas específicas para apoyar a las Pymes, las empresas familiares y las cooperativas, incentivando la transición de los hogares empresarios a empresas formales y promoviendo un modelo cooperativo moderno y eficiente. Para garantizar que la economía privada no solo crezca en escala, sino que también contribuya considerablemente al desarrollo a largo plazo del país, se debe incentivar la participación de las empresas privadas en sectores estratégicos como infraestructura crítica, alta tecnología, industrias clave y seguridad energética. Se deben ampliar las oportunidades para las empresas privadas en proyectos nacionales importantes, permitiéndoles colaborar con el Estado en industrias estratégicas y sectores especiales, mejorando así la capacidad de investigación y la innovación tecnológica. El Estado debe establecer mecanismos y políticas que permitan al sector privado asumir proyectos nacionales clave y tareas urgentes, como el ferrocarril de alta velocidad, el ferrocarril urbano, la infraestructura energética, la infraestructura digital, la industria de defensa y los proyectos de seguridad.
En cuarto lugar, es importante impulsar la ola de emprendimiento, innovación, transformación digital y aplicación de nuevas tecnologías. Estos son factores clave para que la economía privada pueda despegar y alcanzar un nivel internacional. Se necesitan políticas de apoyo sólidas y efectivas para fomentar la aplicación de tecnología por parte de las empresas privadas, promoviendo la innovación en productos y aumentando el valor agregado. El Estado debe crear un marco regulatorio experimental (sandbox) para los sectores de nuevas tecnologías, incentivando la inversión de las empresas privadas en áreas pioneras como inteligencia artificial, blockchain, big data, comercio electrónico, tecnología financiera (fintech) y salud inteligente, entre otros. Es fundamental implementar políticas de apoyo financiero y preferencias fiscales para las empresas que inviertan en investigación y desarrollo (I+D). Además, se debe construir un ecosistema de emprendimiento sólido, creando condiciones favorables para que las startups y los “unicornios tecnológicos” de Vietnam puedan expandirse y competir a nivel global.
En quinto lugar, se deben reformar las instituciones y construir una administración pública que "sirva a las empresas y al país". Es necesario llevar a cabo una drástica reforma institucional, basada en una renovación del pensamiento, con el objetivo de transformar profundamente la administración pública para que esté orientada al servicio de los ciudadanos y las empresas. Se deben tomar medidas audaces para simplificar procedimientos administrativos y las condiciones para las empresas, acelerar la digitalización y la aplicación de tecnología en la gestión estatal, con el fin de reducir el tiempo, los costos de cumplimiento y los costos informales para las empresas. Asimismo, es esencial establecer mecanismos efectivos de diálogo y debate sobre políticas, permitiendo que la comunidad empresarial privada participe en la formulación de políticas económicas, garantizando su viabilidad y aplicabilidad. La meta es que, en los próximos tres años, el entorno empresarial de Vietnam se sitúe entre los tres mejores de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
En sexto lugar, liberar al máximo los recursos de desarrollo para la economía privada, creando oportunidades para que el sector privado acceda de manera eficiente a recursos clave como capital, tierra, mano de obra y tecnología. Es fundamental impulsar la integración profunda de la economía privada en la economía global, elevando la posición de Vietnam en el ámbito internacional y protegiendo a las empresas frente a los riesgos económicos. Se requieren políticas más eficaces para garantizar que las empresas privadas accedan a los recursos de manera equitativa, justa, transparente y eficiente, permitiéndoles aprovechar y utilizar de manera óptima estos recursos. Se deben desarrollar canales diversificados de movilización de capital para las empresas privadas, incluyendo el mercado de valores, bonos corporativos, fondos de capital de riesgo, fondos de garantía crediticia y formas modernas de financiamiento como fintech y crowdfunding. Asimismo, es necesario establecer una política de tierras estable y transparente que facilite el acceso del sector privado a terrenos adecuados a precios razonables.
El Estado debe orientar y apoyar eficazmente a las empresas privadas vietnamitas para integrarse en las cadenas de suministro globales, atraer fuertes flujos de inversión y tecnología avanzada, y desarrollar un grupo de empresarios con una visión global. En particular, se necesitan políticas que incentiven y orienten la inversión del sector privado en industrias clave como la manufactura, la industria auxiliar, la industrialización de la agricultura y la alta tecnología, en lugar de una concentración excesiva en el sector inmobiliario y otros ámbitos especulativos a corto plazo. Además, es vital establecer mecanismos y políticas que protejan a las empresas privadas frente a choques económicos, especialmente en un contexto de inestabilidad global, recesión económica y volatilidad del mercado.
En séptimo lugar, es imperativo desarrollar la economía privada sobre una base sostenible, con ética empresarial y responsabilidad social. El Estado debe promover el desarrollo del sector privado en un entorno de estabilidad macroeconómica, alineado con estrategias de crecimiento verde, economía circular, ahorro de recursos, reducción de emisiones y protección del medio ambiente. Las empresas privadas deben asumir activamente su responsabilidad social, no solo mediante contribuciones financieras o actividades benéficas, sino también a través de políticas empresariales responsables, garantizando el bienestar de los trabajadores, apoyando el desarrollo comunitario y aplicando una gestión transparente y eficiente. Es fundamental construir una cultura empresarial basada en principios éticos, combatiendo el fraude y asegurando la equidad con clientes, socios y empleados. Además, las empresas privadas deben participar activamente en programas de bienestar social junto con el Estado, contribuyendo a mejorar el bienestar general, reducir la brecha entre ricos y pobres y fomentar una sociedad más civilizada, humanitaria y próspera, donde los intereses empresariales estén estrechamente vinculados con la prosperidad nacional.
Estamos viviendo un momento histórico, presenciando avances tecnológicos sin precedentes y un panorama internacional en rápida evolución, donde la cooperación y la competencia van de la mano, y donde las oportunidades y los desafíos siempre coexisten. Sin embargo, con nuestra resiliencia inquebrantable, determinación y ardiente deseo de progreso, Vietnam tiene todo el potencial para lograr nuevos milagros en su desarrollo socioeconómico. Una economía sólida está tomando forma, liderada por una generación de emprendedores vietnamitas audaces, innovadores y apasionados, llenos de perspicacia empresarial y patriotismo, que escriben nuevos capítulos de éxito. Un futuro brillante está en camino, y un Vietnam socialista, prosperando junto a las grandes potencias del mundo, como soñó el Presidente Ho Chi Minh, se está convirtiendo en una realidad en un futuro cercano. /.
VNA/VNP