A la deriva por los mercados flotantes del delta del Mekong
A las 04:00 de la madrugada, el mercado flotante de Nga Nam (provincia de Soc Trang) aún duerme bajo un velo de silencio, cuando Nguyen Thi Hau se levanta y enciende un palillo de incienso en la proa de su bote. Al ver visitantes, Hau se apresura a ofrecer: “¿Quieren unas piñas? Tres mil la pequeña, cinco mil la grande. Tengo casi mil en el bote”. Al enterarse de que somos fotógrafos, suspira: “Ya no quedan escenas bulliciosas para fotografiar, todos se han ido al mercado en tierra”.
Sin que todavía se vea bien el rostro de la gente, Nguyen Van Hung (esposo de Hau) también se despierta. Conversando con nosotros, recuerda: “Hace una década, vivíamos en Long My e íbamos al mercado cuatro veces al mes. Cada vez cargábamos cuatro o cinco toneladas de frutas, remontando el canal Xang hasta los mercados de Nga Nam o Nga Bay. En cuatro o cinco días lo vendíamos todo”.
Según Hung, en aquellos días, todo el distrito de Long My se entusiasmaba con el mercado flotante de Nga Nam. Incluso las familias pobres tenían que hacerse con una barca pequeña para vender piñas y comprar víveres para el hogar. Pero hoy, su barco es el único del distrito que atraca en Nga Nam. Lleva cinco días sin vender más que un tercio de las piñas que trajo. Observando las frutas que empiezan a oscurecerse, comenta: “Tendré que poner un cartel de súper rebajas en tierra, a ver si salvo algo”.
Junto al bote de piñas de la señora Hau y el señor Hung, en la confluencia de cinco ríos que van hacia Ca Mau, Vinh Quoi (Soc Trang), Long My (Hau Giang), Thanh Tri (Soc Trang) y Phung Hiep (Hau Giang), hay una decena de embarcaciones vendiendo sandías, piñas y cocos.
Al lado está el bote de Le Van Dinh, quien también se levantó con el amanecer para encender incienso y desechar sandías pasadas, como alimento para peces. Llegó desde Vinh Quoi y llevó tres días vendiendo allí. Hoy por la mañana (el momento de la cita), solo dos restaurantes compraron unas veinte decenas de sandías. Tras la escasa venta, Dinh nos invitó a su bote con una tetera en mano y reflexionó: “Con las carreteras y motos tan desarrolladas, la gente va al mercado en tierra. Además, ya no hay crecientes, sin agua es difícil navegar. ¿Quién vendría al mercado flotante ahora?”.
En el mercado de Nga Nam, aparte de Hung y Dinh, quedan solo una decena de comerciantes aferrados al agua. Como dijo Hung: “Con este tipo de negocio no se gana. Solo que llevamos la vida entera sobre el agua, vivir en bote es lo que sabemos. Pero cuando envejezcamos, los jóvenes ni sabrán qué es un mercado flotante”.
El té matutino de Hung sabe amargo. Subimos a una torre de señal cercana de Nga Nam y observamos que el brazo del río que lleva a Ca Mau está cubierto de jacintos de agua. Desde la pandemia de Covid-19, no han vuelto los botes por ese canal.
Seguimos por el canal Xang Sa No hacia el mercado flotante de Nga Bay (provincia de Hau Giang). De acuerdo con el Comité Popular provincial, el mercado de Nga Bay, también conocido como Phung Hiep, tiene más de cien años de historia y solía ser el más animado del delta. Surgió en 1915, en la confluencia de siete ríos: Cai Con, Mang Ca, Bung Tau, Soc Trang, Xeo Mon, Lai Hieu y Xeo Vong.
Desde el aire, la confluencia solo muestra botes de paso y casas a ambas orillas; ya no quedan rastros del mercado. Durante una parada en un puesto callejero de bebidas, la dueña solo comenta escuetamente: “Antes de la pandemia, aquí se reunía el mercado, pero desde entonces, nadie más ha vuelto”.
Fuimos a Can Tho, “la tierra de arroz blanco y aguas cristalinas”, y paseamos por el muelle Ninh Kieu, donde se ofrecen recorridos al mercado flotante de Cai Rang. Un operador nos cuenta que existe el mercado, pero las barcas ya no son tantas: “El alma del mercado flotante, los comerciantes del río, se están perdiendo”.
A las 05:00 de la mañana, abordamos una lancha turística desde Ninh Kieu hacia Cai Rang. Aún sin amanecer, el río Can Tho ya bullía con botes llevando turistas al mercado. El conductor, Nguyen Duoc, lleva más de 20 años en este oficio. En su lancha tambaleante, nos dice: “Antes. el mercado funcionaba desde el alba hasta la noche, y los barcos cargados de frutas y verduras se alineaban tan densamente que llenaban todo el tramo del río. Hoy, con el transporte terrestre tan fácil, muchos comerciantes se han mudado a tierra”.
En Cai Rang, observamos solo unas 20 barcazas grandes vendiendo productos agrícolas duraderos, como calabazas, cocos y melones. Dang Van Nam, uno de los comerciantes, comenta que ahora solo se vende lo que aguanta días. Las lanchas más pequeñas solo expenden frutas a los turistas. Como Hung y Dinh, Nam ha vivido siempre en su barca y considera al río Can Tho su hogar, pero admite: “Algún día tendré que dejar el bote. Aquí ya casi no se vende”.
Visitamos también la embarcación de Nguyen Thi Kim Chuong, que ofrece bebidas. Ella cuenta que antes los productos agrícolas llenaban el río. Ahora solo quedan los botes turísticos. A diario vende café, té y leche de soya a unos pocos visitantes. No es mucho, pero le alcanza para vivir.
Según el Comité Popular de Can Tho, desde 2016, la ciudad ha implementado un proyecto para conservar y desarrollar el mercado flotante de Cai Rang. En 2024, se propuso una nueva resolución de apoyo turístico con énfasis en este mercado. La urbe ha celebrado siete ediciones del Festival Cultural y Turístico del Mercado Flotante de Cai Rang.
Numerosos expertos coinciden en que “el alma del mercado flotante son los comerciantes fluviales”. “Si logramos organizar bien las actividades comerciales y vincularlas al turismo, el valor del mercado flotante se conservará y se potenciará”, sugiere el Dr. Tran Huu Hiep, vicepresidente de la Asociación de Turismo del Delta del Mekong./.
Por: VNP/Thong Thien - Fotos: Nguyen Thang, Le Minh, Thong Thien