De niño nacido en una zona rural empobrecida a convertirse en el primer artista floral de Vietnam admitido en el Instituto Americano de Diseñadores Florales y ser incluido en la lista Forbes 30 Under 30, el viaje de Ha Minh Khoi es una historia conmovedora sobre cómo la pasión, la perseverancia y la gratitud pueden transformar la vida de una persona y elevar un arte tradicional a nuevas alturas.
De niño nacido en una zona rural empobrecida a convertirse en el primer artista floral de Vietnam admitido en el Instituto Americano de Diseñadores Florales y ser incluido en la lista Forbes 30 Under 30, el viaje de Ha Minh Khoi es una historia conmovedora sobre cómo la pasión, la perseverancia y la gratitud pueden transformar la vida de una persona y elevar un arte tradicional a nuevas alturas.
El perfeccionismo y la meticulosidad son rasgos de personalidad destacados al interactuar con Ha Minh Khoi. Foto: Khanh Long/VNP
La infancia de Ha Minh Khoi se tejió entre los hilos de la escasez y el afecto familiar. Nacido en una familia campesina numerosa, con diez hermanos, desde pequeño conoció el valor del trabajo y la responsabilidad. A los ocho años, ya colaboraba con las tareas del campo: cosechar mazorcas y limpiar hojas de Ochna integerrima para ganarse el sustento diario.
Ha Minh Khoi es un nombre destacado en el panorama artístico vietnamita e internacional en el diseño floral. FOTO: ARCHIVO DE HA MINH KHOI
Pero también fue en esa sencillez rural donde germinó su amor por las flores. Acompañando a su madre a la iglesia, descubrió un mundo de belleza silenciosa en los arreglos florales de los altares. Un día, ofreció su ayuda a las monjas para la decoración, y así comenzó un vínculo íntimo y duradero con el arte floral. La primera vez que contempló un mercado mayorista de flores, su corazón de niño quedó fascinado. Empezó a crear composiciones con lo que encontraba en el jardín de su casa, y la emoción fue indescriptible cuando la iglesia le confió la decoración floral principal.
A los 14 años, pidió trabajar como aprendiz en una florería local. Un año después, compraba flores por su cuenta y las vendía en ramos. Cada elogio de un cliente era para él una chispa de felicidad y una afirmación de su camino.
No todo fue fácil. Khoi soñaba con ingresar en la Universidad de Bellas Artes, pero le faltó medio punto. En vez de hundirse en la decepción, decidió transformar el revés en impulso. Se trasladó a Ciudad Ho Chi Minh, donde estudió y trabajó como ayudante en una florería de alta gama. Allí, en apenas dos meses, pasó de aprendiz a florista principal. Su talento, cultivado en silencio desde la infancia, floreció con fuerza.
Ha Minh Khoi posee una mente creativa y un alma artística genuina, pero tras ellas se esconden valiosas cualidades que dan forma al "mago" de las flores.
Rechazó la vía universitaria tradicional y abrazó un aprendizaje artesanal, con cada flor, cada ramo, cada cliente como maestro. Buscó inspiración más allá de las fronteras, deseoso de formarse en otros países y llevar el arte floral vietnamita a un nuevo nivel.
Ha Minh Khoi comentó que el diseño de flores en Vietnam aún se encuentra en una situación relativamente desfavorecida, debido a la falta de competencias profesionales y escuelas de capacitación formal.
Uno de sus mayores retos fue ingresar en el prestigioso Instituto Americano de Diseñadores Florales (IADF). El idioma fue un obstáculo: falló dos veces en la solicitud de visa. Pero su determinación no flaqueó. Dedicó seis meses intensivos al estudio del inglés. En 2016, a los 25 años, consiguió su objetivo y se convirtió en el primer vietnamita admitido en el IADF. No fue solo un logro personal, sino un hito para el arte floral de Vietnam en el escenario internacional.
Su aspiración no se limita a crear hermosas obras florales, sino que también incluye una visión más amplia para el diseño floral vietnamita y la comunidad.
Al establecerse en Hanói, una plaza exigente y competitiva, Khoi no buscó rivalizar con otros, sino consigo mismo. “Yo soy mi mayor rival”, afirma. Con esa filosofía, ha cultivado un estilo propio, sin ceder a las modas ni a las expectativas del mercado.
Aunque fue honrado por Forbes Vietnam en su lista de 30 personas más destacadas menores de 30 años (Forbes 30 Under 30), mantiene una humildad serena. No ve el reconocimiento como un atajo, sino como una responsabilidad. Asiste regularmente a talleres y cursos en países como Malasia, Japón, Francia, Países Bajos y Estados Unidos. Lee libros, estudia tendencias y se mantiene en constante evolución.
A pesar de su alma romántica, Khoi es también un estratega lúcido. Ha rechazado inversiones masivas para expandir su negocio, convencido de que el arte floral requiere atención, autenticidad y emoción en cada creación. Prefiere conservar su voz creativa antes que convertirse en una marca masiva.
Para Ha Minh Khoi, el diseño floral no es solo una profesión, sino una forma de expresión cultural profunda. Su sueño no se limita a crear obras hermosas, sino a construir un futuro más digno para este arte en Vietnam. Lamenta la ausencia de concursos profesionales y centros de formación específicos en el país. Por eso, ya trabaja en iniciativas que llenen ese vacío y abran nuevas posibilidades a las generaciones venideras.
“El arte floral en Vietnam aún tiene cierta desventaja”, reconoció, pero también expresó una confianza firme: “En el futuro irá muy lejos”. Y él desea estar allí, caminando entre pétalos y espinas, con las manos llenas de flores y el corazón lleno de gratitud./.
Por: VNP/Thao Vy - Fotos: Khanh Long y archivos